El argentino, tras cinco años en el pelotón francés, se ha ganado un puesto en el World Tour. “Los grandes objetivos del año estarán más adelante, pero llegaré a la Vuelta a San Juan con buenos kilómetros en las piernas” afirmó en la previa a la carrera sanjuanina.
Formado en el Centro Mundial de Ciclismo que la UCI tiene en Aigle (Suiza), Eduardo Sepúlveda aspira a convertirse en una de las revelaciones del año. Después de cinco temporadas en el pelotón francés, primero en el Bretagne-Séché y después en el Fortuneo-Oscaro, el argentino ve cumplida una de sus metas: fichar por un equipo World Tour, el Movistar español.
A los 26 años, Sepúlveda tiene la oportunidad de su vida: “Una ocasión así no se presenta todos los días”, afirma. “Debutar con el Movistar en la Vuelta a San Juan va a ser un sueño hecho realidad”, añade consciente de la responsabilidad que entraña el reto, pero también de que para seguir progresando necesitaba un cambio. “Los grandes objetivos del año estarán más adelante, pero llegaré a San Juan con buenos kilómetros en las piernas”, avisa sin esconder sus intenciones.
Excelente rodador y contrarrelojista en sus inicios, este argentino de la Patagonia se transformó en escalador en 2011, cuando permaneció en el centro de alto rendimiento que la UCI tiene en Aigle. Allí perdió seis kilos de peso y comprobó que también puede volar cuando la carretera se inclina.
Dos años de contrato
Desde entonces, la suerte y la desgracia lo han acompañado a partes iguales, aunque ahora, formando parte de un equipo de los grandes y madurando al lado de Nairo Quintana, Alejando Valverde y Mikel Landa, aspira a dar un paso de gigante. “He firmado dos años y lo primero que tengo que hacer es aprender de los líderes, especialmente de Valverde, porque siempre ha sido mi ídolo y va a ser un lujo compartir equipo con él. Me gustaría aprender a su lado. También del resto de compañeros”.
Atrás queda la trágica muerte de su padre, que falleció en un accidente de tráfico cuando Eduardo tenía 16 años y ambos regresaban de una carrera que había ganado. Fue él, un antiguo corredor amateur, quien le había transmitido su amor por el ciclismo y quien todavía le sirve de estímulo para seguir entrenándose y progresando. “Unzué, al igual que otras muchas personas, confían en que pueda dar el salto definitivo”, explica. “Ojalá lo consiga”, añade con esperanza.
Por el momento, su palmarés no es demasiado amplio, pero en repetidas ocasiones ha dado muestras de su enorme calidad y en 2016 acarició la victoria en el Tour de San Luis tras ganar la etapa del Amago y acabar segundo de la general, a solo 20 segundos de Dayer Quintana y por delante de Nairo, ahora sus compañeros en el Movistar.
“Mi debut en el equipo va a ser especial porque lo haré en mi país y, además, en San Juan, donde el público es muy caluroso”, comenta con orgullo. “Formando parte de la selección argentina he corrido muchas veces en San Juan -el año pasado acabó undécimo, a 1:47 de Mollema- y siempre me impresiona el público, en especial en la última etapa, la de la circunvalación de San Juan, porque suele estar repleta de aficionados”, añade demostrando un perfecto conocimiento de la carrera.
El problema es que, al ser la Vuelta a San Juan internacional y contar con algunos de los mejores ciclistas del planeta, cada vez va a ser más difícil brillar. Mucho más ganar. “El recorrido, más o menos, lo conozco de otras veces. Va a ser duro, sobre todo por el calor”, vaticina. “Y la participación es buenísima”, con siete equipos World Tour. “Hay mucho nivel, pero sinceramente creo que la afición de San Juan se merecía una carrera así”.
Fuente: Prensa Vuelta a San Juan