El regreso del ARSAT 3

Se llevó a cabo la primera reunión de trabajo entre ARSAT e INVAP para retomar el desarrollo del ARSAT 3. El tercer satélite de la flota geoestacionaria tendrá entre sus objetivos principales brindar banda ancha sobre el territorio argentino y todavía está por definirse la plataforma tecnológica que utilizarán.

A solo dos semanas de haber asumido, las autoridades de la empresa de comunicaciones tuvieron su primera reunión para la construcción de un nuevo satélite geoestacionario de comunicaciones, el ARSAT 3, previsto como sucesor de los ARSAT 1 y 2, y cuyo desarrollo había quedado en suspenso durante el Gobierno de Cambiemos.

El satélite deberá ser puesto en órbita en tres años para que la Argentina pueda cubrir la posición orbital asignada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y desde INVAP aseguraron que están en condiciones de cumplir con los plazos gracias a la plataforma en la que ya se encuentran trabajando con la empresa Turkish Aerospace Industries (TAI).

En esta primera reunión se decidió la creación de un grupo de trabajo dentro de INVAP y otro dentro de ARSAT para definir los requerimientos técnicos del satélite y el proceso de desarrollo que implicará.

El ARSAT 3 tendrá como objetivo brindar servicio de Internet por banda ancha en territorio argentino, principalmente en la parte norte de la cordillera de los Andes, una zona a que resultaría muy costoso llegar con otras alternativas. Además, su posición orbital 81 oeste le permitirá tener una “huella” en todo el continente americano, adonde podrá vender servicios de comunicaciones.

“En la Argentina hay muchos lugares remotos que para hacer tendidos de fibra óptica es muy caro o lleva demasiado tiempo, entonces ahí lo más efectivo es acceder con conectividad satelital. De este modo, el tercer satélite del Plan Satelital de Arsat estará dedicado principalmente a Internet”, dijo Pablo Tognetti, presidente del Directorio y gerente general de ARSAT, en un comunicado de la empresa.

En diálogo con TSS, Gabriel Absi, gerente del Área Espacial de INVAP, dijo: “Todavía no está definido qué plataforma vamos a usar, si la que estamos haciendo con GSATCOM o la de los ARSAT”. Los ARSAT 1 y 2 fueron puestos en órbita mediante el lanzador Ariane-5 de Arianespace, el 16 de octubre de 2014 y el 30 de septiembre de 2015, respectivamente.

La empresa estatal rionegrina trabaja desde el año pasado en una plataforma de satélites geoestacionarios con motorización eléctrica y carga útil flexible que sería ideal para el ARSAT 3 y se espera que tenga un costo menor para el proyecto. Esta plataforma se diseñó en la empresa GSATCOM Space Technologies, de la cual forman parte tanto INVAP como Turkish Aerospace Industries.

La empresa ARSAT comunicó que su nuevo satélite usaría tecnología HTS (por satélite de alto rendimiento, en inglés) que tienen un ancho de banda de unos 100 gigabites por segundo. En este caso, INVAP haría el diseño de la carga pero los componentes debería adquirirlos en el exterior.

Los satélites que está desarrollando GSATCOM tienen una carga útil flexible que, entre otras cosas, sirve para brindar servicio de Internet de banda ancha. “La carga útil flexible es una de las tecnologías que se vienen a futuro y nos genera una ventaja competitiva”, aseguró Absi. Y agregó: “No es que HTS sea una tecnología vieja, pero lo que se viene en el futuro es la carga flexible y por eso nos lanzamos a hacer este desarrollo. Todavía tenemos que trabajar con ARSAT para ver qué vamos a usar”.

Los satélites de carga útil flexible pueden modificar sus variables con cambios en el software una vez que están en vuelo. Por ejemplo, pueden modificar electrónicamente el equivalente a la forma de sus antenas para así variar el área de cobertura, el ancho de banda, la frecuencia de transmisión y su potencia, todas variables que en los satélites convencionales debían ser configuradas antes de su lanzamiento y quedarían fijadas por los 15 años promedio de su vida útil. Además, el uso de motor eléctrico permite bajar el peso del satélite casi en un 50%, lo que baja drásticamente los costos de lanzamiento, que implican una parte muy importante del costo total del proyecto.

Consultados por TSS, desde ARSAT prefirieron no hacer declaraciones ya que todavía no hay un vocero oficial designado. Las nuevas autoridades pudieron ser nombradas hace apenas dos semanas debido a la negativa del anterior gerente general, Raúl Martínez, a presentar la renuncia, quien debió ser removido por el directorio y ahora reclama una doble indemnización.

“Estamos muy contentos y agradecidos a ARSAT por haber confiado en INVAP para llevar adelante su próximo proyecto de un satélite de comunicaciones. Teníamos alguna expectativa de que esto ocurriera, pero nos sorprendió muy gratamente que lo hicieran tan rápido”, dijo entusiasmado Absi. La empresa rionegrina había entrado en crisis durante los últimos cuatro años tras la suspensión del plan satelital y de otros proyectos que involucraban contratos con el Gobierno. Muchos de los especialistas en el área satelital fueron reubicados en otras áreas de la firma y otros fueron despedidos.

INVAP acaba de culminar la construcción y pruebas del satélite SAOCOM 1B, segunda y última parte del proyecto SAOCOM, que se lanzará desde Cabo Cañaveral, Estados Unidos, el próximo 30 de marzo, en un vehículo espacial de la empresa Space X. Actualmente, se está embalando el satélite y cincuenta toneladas de equipamiento que saldrán de Bariloche el 29 de febrero en un avión de carga Antonov.

En INVAP, el último proyecto satelital en cartera es la misión SABIA-MAR, producto de una cooperación entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la Agencia Espacial Brasileña, para estudios del mar y las costas, del que ya se terminó con la etapa de ingeniería y se están empezando a construir los primeros módulos. Se espera que su lanzamiento sea en 2022.

Por otro lado, INVAP se ha presentado en varias licitaciones internacionales para construir satélites y en algunas está muy bien posicionado, pero todavía no hay otro cliente concreto.

 

 

Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso