Jóvenes de Intercambio México Argentina, un programa que une fronteras

Sergio Torrego, estudiante de la carrera de Agroecología de la Sede Andina de la UNRN -dictada en El Bolsón-, fue seleccionado por el programa Jóvenes de Intercambio México Argentina (JIMA) y desde el comienzo del semestre se encuentra cursando en la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), en la ciudad del Carmen. El programa le cubrirá una beca completa para experimentar al máximo la experiencia de intercambio.

JIMA es un programa de intercambio que la UNRN implementa a través de la Dirección de Relaciones Internacionales, junto a la Secretaría de Docencia, Extensión y Vida Estudiantil, las Secretarías Académicas de las Sedes y un representante estudiantil.

En la Sede Andina, JIMA es impulsado por el Departamento de Vida Estudiantil, a cargo de Irene Silin.

Desde México, Sergio contó que se trata de una experiencia “abrumadoramente didáctica y humana”.

– ¿Qué te motivó a inscribirte en el programa JIMA/MACA?

Romper con la rutina, salir de la zona de confort, descubrir otra cultura, otros ambientes académicos, conocer los ecosistemas tropicales, aprender otras formas de agricultura.

– ¿Cómo te resultó la Universidad de destino? cuáles fueron tus primeras impresiones?

Desde un primer momento en UNACAR, la gente me trató de forma excelente. Siempre interesados en hacerme sentir a gusto. Me integraron socialmente, se preocupan por mi seguridad y me acompañan en el trayecto académico. Los docentes e investigadores de Licenciatura en Biología Marina me han permitido utilizar mis conocimientos y formación previos para ocupar roles significativos en el desarrollo de tareas necesarias para la institución, lo cual me genera desafíos y satisfacciones personales. Al mismo tiempo, el cuerpo docente está muy formado y comprometido con su profesión y el bienestar de los alumnos.

– ¿Qué diferencias y similitudes encontrás entre la UNRN y la universidad de México? (en las clases, en el lugar, en los profesores, en los compañeros)

Al igual que mi sede de El Bolsón, encontré un ambiente muy ameno desde lo humano.  También aquí ocurre, que cuando los estudiantes son valorados y respetados, el proceso pedagógico se da de manera espontánea y con resultados sobresalientes.

A diferencia de mi sede, es una universidad más grande y con muchos más estudiantes. Hacer trámites es mucho más burocrático y a veces extraño lo cálido y familiar de llegar a mi sede y que todos nos conozcamos y saludemos sin importar nuestro rol y jerarquía.

– ¿Cómo ha sido tu experiencia hasta ahora?

Abrumadoramente didáctica y humana. El ejercicio de interactuar cotidianamente en una sociedad donde las mismas palabras o gestos significan algo diferente, te obliga a reflexionar constantemente sobre el uso del lenguaje y los modos en que nos relacionamos como personas. Además, la posibilidad de cursar materias que no están presentes en mi plan de estudios me parece sumamente enriquecedor.

– ¿Conocías México? ¿Te ha gustado la ciudad?  ¿qué te llamó la atención?

No conocía México. Ciudad del Carmen está ubicada en Isla del Carmen en el golfo de México. Es un lugar de exuberantes recursos naturales y bellezas paisajísticas. Me llamó la atención saber que sus primeros habitantes europeos fueron piratas. También tiene una larga y triste historia de explotación insostenible de los recursos naturales hasta su agotamiento (desde maderas preciosas hasta animales exóticos y actualmente petróleo), lo cual provoca en la actualidad una crisis económica y social muy grave.

-Cualquier otra cosa que te gustaría agregar.

Durante mi estadía en el país hermano de México, descubro en carne propia, que más allá de la diversidad étnica y cultural, Latinoamérica comparte las mismas miserias sociopolíticas. Lo que Galeano denominó “Maldición de la Riqueza”, está presente en cada aspecto de la vida cotidiana. Medio milenio de saqueo (antes bajo el yugo español, ahora anglosajón), se ven evidenciados en la incongruencia entre la increíble riqueza natural y la colosal pobreza y marginalidad.

También observo que UNACAR (igual que muchas universidades latinoamericanas) enfrenta el desafío de brindar el mejor servicio educativo a su sociedad, con presupuestos escasos y políticas nacionales ausentes. Sin embargo, la calidad humana y ética y el compromiso de sus docentes e investigadores por proteger el medioambiente y formar recursos humanos íntegros me inspira a mantener el optimismo por construir un mundo más sano, limpio y justo.

Fuente: Prensa UNRN