La Organización Mundial del Comercio (OMC) confirmó la entrada en vigor del Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca, que elimina los apoyos económicos a las flotas de aguas distantes en situaciones de pesca ilegal o no regulada, mientras que la ONU activó el Tratado de Alta Mar (BBNJ), que entrará en vigor en enero de 2026 y abre la puerta a la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales.
Ambas iniciativas apuntan a poner límites a la sobreexplotación en la franja conocida como Milla 201, donde operan cientos de buques, en su mayoría chinos, al borde de la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA).
Un golpe al corazón de los subsidios pesqueros
El acuerdo de la OMC marca un hito en la gobernanza internacional. Por primera vez se prohíben subsidios que alimentan la pesca ilegal, no declarada o no reglamentada (INDNR), y aquellos que sostienen operaciones en poblaciones sobreexplotadas. Para la Argentina, la medida es clave: las flotas extranjeras que dependen de millonarios subsidios estatales verán restringida su capacidad de operar en el Atlántico Sur.
“Se trata de un instrumento que puede reducir de manera drástica la presión pesquera sobre el Mar Argentino”, explicaron fuentes del sector. Sin esos apoyos, la ecuación económica de las flotas de aguas distantes se vuelve menos competitiva y menos rentable.
El Tratado de Alta Mar: más allá de las fronteras
El otro paso histórico viene de la ONU. El Tratado de Alta Mar, conocido como BBNJ por sus siglas en inglés, alcanzó el número necesario de ratificaciones y entrará en vigencia el 17 de enero de 2026. Este marco global busca proteger la biodiversidad marina fuera de las jurisdicciones nacionales mediante tres herramientas centrales:
Creación de áreas marinas protegidas, evaluaciones de impacto ambiental para actividades en aguas internacionales, y mecanismos de distribución de beneficios de los recursos genéticos marinos.
Aunque Argentina aún no lo ratificó, especialistas destacan que su entrada en vigor abre la posibilidad de consolidar medidas de conservación en zonas donde hasta ahora reinaba la ausencia de normas efectivas.
Milla 201: el tablero en disputa
La llamada “Milla 201” se transformó en símbolo de la tensión entre la soberanía argentina y la presión de flotas extranjeras. Allí, cientos de buques pescan calamar Illex argentinus y otras especies migratorias sin controles equivalentes a los aplicados dentro de la ZEEA.
Con el fin de los subsidios y el arranque del BBNJ, se espera un cambio de escenario: las operaciones en alta mar deberán ser más transparentes, sostenibles y fiscalizadas.
Sin embargo, persisten dudas sobre la capacidad de control real. La implementación depende de que los países notifiquen y limiten sus subsidios, y de que exista voluntad de aplicar sanciones. En el caso del Tratado de Alta Mar, habrá que ver cómo se articulan las nuevas instancias internacionales con la soberanía argentina, particularmente en relación a las Islas Malvinas.
El Atlántico Sur ingresa en una etapa decisiva. La combinación de la presión internacional, la prohibición de subsidios y la creación de un marco global de protección de la biodiversidad pueden cambiar el destino de la Milla 201.
Para Argentina, que desde hace años denuncia la depredación pesquera en la frontera de su mar, estos acuerdos no son sólo un respaldo diplomático, sino también una oportunidad para consolidar su liderazgo en la defensa de los recursos marítimos.
En palabras de un especialista consultado por GlobalPorts: “El desafío no es solo normativo, sino de capacidad de control. Estos acuerdos son un escudo, pero hay que saber usarlo”.
Fuente: Redacción Global Ports



