Lo nuclear desde abajo

Durante un encuentro en Zárate, el Foro de Municipios para el Desarrollo Nuclear reunió a diversos actores y organizaciones de sector de la energía atómica. Se analizó el impacto de los recortes en el empleo y en el desarrollo de iniciativas como los reactores CAREM y RA 10. La esperanza por la reactivación del plan nuclear.

La generacion de energía es una problemática que tiene jurisdicción nacional, mientras que su distribución es de jurisdicción provincial y tiene un gran impacto en los municipios. Zárate es el lugar adonde están instaladas Atucha I y II, y donde está en construcción el reactor CAREM, hoy con problemas presupuestarios. Allí también estaba planeado construir Atucha III, hasta que el abandono del plan nuclear por parte del Gobierno provocó la pérdida de miles de puestos de trabajo ya comprometidos.

Por eso no fue casual que Zárate fuese el municipio organizador del Foro de Municipios para el Desarrollo Nuclear, al que se sumaron autoridades de Bariloche, Río Tercero (adonde está la central atómica de Embalse), Ezeiza, Formosa (sitio de la nueva instalación de Dioxitec) y San Antonio de Areco, entre otras localidades.

El encuentro tuvo lugar en el auditorio del Centro de Gestión del Conocimiento de Zárate, al que concurrieron alrededor de 600 personas entre integrantes de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), diversas asociaciones del sector nuclear, trabajadores del municipio, militantes sindicales y de organizaciones sociales.

Isidro Baschar, de la Asociación de Jóvenes Nucleares Argentinos (AJNA), mostró un cuadro de situación del sector nuclear en el mundo, donde hoy hay 450 reactores nucleares en operación, cinco que se empezaron a construir este año y siete que dejarán de operar. Los principales constructores son China, Rusia, India y Corea. “El 66% de estos reactores tiene una edad de 30 años, por lo que deberán afrontar el proceso de extensión de vida en el corto plazo. La construcción de centrales nucleares tiene el problema de un alto costo inicial de inversión, así como la dificultad de conseguir la licencia social para emplazar el proyecto”, observó Baschar, quien advirtió que en este contexto cobra vital importancia el proyecto CAREM, que tiene, comparativamente, una baja inversión inicial.

El proyecto CAREM actualmente atraviesa problemas presupuestarios como producto de la falta de inversión en el proyecto por parte del Gobierno.

Baschar también destacó que en el año 2007 había 153 jóvenes que se formaban en tecnologías del ámbito nuclear, un número que ascendió a 495 en 2015 y volvió a bajar a 429 este año. Sobre este tema, Alberto Lamagna, vicepresidente de la CNEA, aseguró que desde su institución se ofrecieron más becas de las que se pudieron otorgar debido a la falta de postulantes, y lamentó que, para contratar personal, la CNEA deba pasar por filtros de la Secretaría de Modernización que complican más la difícil tarea de atraer trabajadores al sector. También afirmó que no hay partida asignada en el presupuesto 2020 para el proyecto de Prototerapia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que debería convertirse en el primer centro de oncología pediátrica del Hemisferio Sur. Y agregó: “Con la financiación correcta, este centro de prototerapia y el reactor CAREM deberían terminarse en los próximos dos años”.

El impacto de los recortes en el plan nacional de medicina nuclear fue señalado por el médico Pablo Peche, quien se refirió específicamente a la situación del Centro de Medicina Nuclear de Santa Cruz, que debía ser inaugurado a fines de 2015, pero cuya puesta en marcha fue demorada por el Gobierno nacional, que finalmente le entregó la obra a la provincia en 2017. “Solo tuvimos que desembalar los equipos, estaba todo listo, pero esa tardanza hizo que se perdieran las garantías y se arruinaran algunas baterías”, afirmó Peche. Y agregó: “La fundación que lo gestiona tiene como único miembro a la Provincia de Santa Cruz, lo cual lo hace el único centro de medicina nuclear del país que no tiene como miembro al Estado Nacional ni a la CNEA”.

Un informe distribuido por trabajadores de la CNEA que apoyan al Frente de Todos detalla que, en los últimos cuatro años, se perdió el 25% del personal de CNEA por renuncias, jubilaciones y retiros voluntarios. Además, según el mismo informe, un tercio de los salarios no llega a cubrir la canásta básica, hoy en 33.013 pesos. Otro informe, entregado ayer por la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Actividad Nuclear (APCNEAN), señala que Caputo S.A., la empresa que está construyendo el reactor de investigación RA10, paralizó la obra y suspendió a 91 trabajadores en reclamo por una deuda del Estado Nacional por 215 millones de pesos.

Zárate es el lugar adonde están instaladas Atucha I y II, y donde está en construcción el reactor CAREM, hoy con problemas presupuestarios. Allí también estaba planeado construir Atucha III hasta que el Gobierno suspendió el proyecto.

Juan Manuel Ranalli, gerente de coordinación de proyectos CNEA-NASA del Centro Atómico Constituyentes, recordó que “se debe pensar a las centrales nucleares como tecnologías ‘tecnologizantes’”, retomando el concepto de Jorge Sabato sobre cómo el desarrollo de estas tecnologías impacta en el entramado industrial local.

El diputado y expresidente del CONICET, Roberto Salvarezza (FPV-PJ), se refirió a la desinversión en el área tecnológica durante los últimos cuatro años, de la que el sector nuclear no fue la excepción. “En el presupuesto 2015 se destinaron 2000 millones de dólares a la función Ciencia y Tecnología, mientras que en el previsto para 2020 se presupuestaron 1100 millones”, sostuvo.

Entre los presentes en el encuentro también estaba Rubén Quintana, ex director de Nucleoeléctrica Argentina (NASA), quien afirmó, en contra de lo que sostiene la mayoría de la comunidad nuclear local, que “la Argentina se tiene que dedicar a la construcción de una central de tecnología china Hua Long de forma inmediata y luego ver la posibilidad de construir una CANDU”. Quintana le dijo a TSS: “A mí lo que me interesa es que se trabaje, hay 2000 personas sin trabajo, todo un proyecto caído y esto tiene que empezar a hacerse mañana”. En el año 2015, el Gobierno de Cristina Fernández había firmado cartas de intención con su par chino para hacer primero una central de tecnología CANDU con una participación mayoritaria de industria nacional y, posteriormente, cuando la primera estuviera en funcionamiento y vendiendo energía, empezar la construcción de una central de tipo Hua Long (con uranio enriquecido) con participación mayoritaria de la industria china. “En 2015, podía tener sentido hacer primero la CANDU, aunque también vimos que había algunos problemas por ser un contrato tripartito entre la Argentina, China y Canadá y que, como resultado, nos daría otro prototipo que no existe en el mundo, el quinto prototipo del país” afirmó Quintana.

En estos cuatro años de gobierno de Cambiemos se continuó con las negociaciones, pero sin arribar a ningún resultado concreto y hoy las negociaciones parecen estar frenadas. Al respecto, Quintana sostuvo: “Hace tres años ya sabía que por cuestiones geopolíticas Estados Unidos no iba a autorizar esa compra a China. Estados Unidos tiene las mejores centrales nucleares pero no las financian. Es geopolítica, no se discute otra cosa”.

Fuente: Agencia TSS — Por Nadia Luna