Los familiares de los tripulantes del Submarino ARA San Juan nos encontramos en total estado de desesperación. En pocos días se realizará el abandono de la búsqueda del submarino y también de nuestros padres, hijos, esposos y hermanos. Estamos convencidos de que la búsqueda se realizó de forma insuficiente y nadie puede asegurarnos que si el buque contratado se va ahora, vuelva alguna vez. La promesa de que volverá en febrero no la creemos y tenemos motivos para hacerlo dado que Ocean Infinity intento suspender la búsqueda antes de los 60 días incumpliendo el contrato firmado con el Gobierno Nacional.
Meses de dolor y profunda angustia nos costó conseguir la contratación de una empresa que cuente con la tecnología adecuada para encontrar a nuestros familiares. Aun así, lo logramos, a pesar de la indiferencia y el destrato de quienes tenían la capacidad de resolver y no lo hacían. Atravesamos el invierno encadenados y acampando por más de 50 días en Plaza de Mayo, acudimos a infinidad de reuniones, vimos caer contrataciones mal hechas, soportamos las maniobras de desgaste intentando siempre mantener la unidad del grupo. Nuestro horizonte y fuente de energía fue la esperanza de que haya alguien experimentado buscando a nuestros 44 héroes. Estábamos convencidos de que esa era la única forma de traerlos nuevamente a casa.
Hoy con claros fundamentos sostenemos que es insuficiente lo realizado. Que no alcanza con la mejor empresa, sino que lo fundamental es que se busque en el lugar correcto. Se rastrilló la zona con más probabilidades de éxito según la Armada, sin obtener resultado alguno. Ahora lo siguiente es evaluar otras teorías igualmente probables.
Tanto en la Comisión Bicameral como en los procesos judiciales, miembros de la Armada que participaron en los primeros días de búsqueda confirmaron que detectaron pedidos de auxilio desde el fondo del mar. Los tres sonaristas coincidieron en que escucharon a sus compañeros golpeando el casco del submarino esperando que los escuchen desde la superficie. Esta situación fue comunicada a los superiores y la respuesta fue “que se alejen del área”.
Es necesario destacar que los testigos del hallazgo pudieron marcar la posición satelital y esa zona nunca fue habilitada para el rastrillaje quedando en nosotros la sensación de que es ahí y no en otro lugar donde está el ARA San Juan.
Nos han dicho que el buque tiene que irse a África, que debe realizar reparaciones. Nosotros simplemente pedimos un poco más de tiempo y que nos saquen esta dolorosa duda. Esta profunda tristeza que nos queda por la incertidumbre de pensar que nuestros hijos estuvieron días pidiendo auxilio y nadie bajó a rescatarlos. Hemos pensado los peores escenarios y representa una tortura para nosotros no saber realmente qué pasó en ese momento crítico. Pedimos por favor a la Armada Argentina, al Ministro de Defensa Oscar Aguad, al Presidente Mauricio Macri, a los miembros de la Comisión Bicameral y al pueblo argentino en general, que no permitan la retirada del buque sin antes investigar de forma suficiente y transparente las zonas mencionadas.
Tampoco aceptamos la pretendida respuesta que ahora quiere ensayar la empresa OCEAN INFINITY sobre que va a inspeccionar el área donde se habrían escuchado “golpes de casco, de pasada” en su trayecto hacia Africa. Allí no estarán los familiares veedores supervisando las operaciones, por lo tanto no será transparente el procedimiento y las dudas van a persistir.
Es de público conocimiento el dolor que nos significó traer la empresa, no dejemos que se vayan y nos dejen en el desamparo de la eterna duda.